jueves, septiembre 15, 2016

HOMERO Y LA FALANGE LITERARIA

Esta obra de Álvaro Cunqueiro (premio Nadal 1968) es exponente prototípico del resurgir insólito y tardío de la Antigüedad Clásica en lengua española que trajo consigo la Falange literaria. Al decir de Umbral la habría inspirado -con décadas de adelanto- al escritor falangista gallego un oscuro episodio de la guerra civil en zona nacional, del ladrón roba gallinas que se hizo pasar -como el Falso Balduino de Flandes (de los tiempos de la Cuarta Cruzada)- por José Antonio el Ausente. Un hombre que se parecía a José Antonio -escribe Umbral, citando a Cunqueiro que habría anunciado en esos términos el libro que contaba escribir por cuenta del episodio aquél-, encarnación en clave de nuestra historia española contemporánea, la trágica trayectoria del líder de la Falange, del célebre paradigma de héroe de la Orestíada de Esquilo, inspirada a su vez en uno de los dos grandes poemas sagrados de la tradición homérica (griega), la Ilíada
Si entiendo el grueso del mensaje post mortem de Dominique Venner recogido  en su obra última (en realidad su testamento“Un samurái de Occidente” especie de breviario de moral heroica -recientemente comentado en estas páginas- que habrá dejado de legado a sus lectores, discípulos y devotos de su obra y de su memoria los textos fundadores de esa nueva y vieja moral -nova et vetera- libre de la contaminación bíblica judeo cristiana lo son los dos grandes poemas (”sagrados) de la tradición homérica la Ilíada y la Odisea. Lo que así en principio parece pillarnos un poco a contrapié al conjunto de los españoles, y es en la medida que si se exceptúan círculos reducidos y restringidos de helenistas perpetuados en el estamento académico y universitario contemporáneo o situados en el marco y órbita de antiguo del magisterio eclesiástico- la antigüedad griega es la gran ausente de la tradición literaria y cultural en la historia de la literatura y del pensamiento en lengua castellana y en nuestra tradición española.

De forma directa me refiero, aunque por ósmosis de la gran tradición occidental en algunos de sus grandes capitulo o episodios el Renacimiento italiano, el Gran Siglo francés y la obra un tanto atípica y errática y excepcional en lengua inglesa de William Shakespeare que se inspiró en los grandes motivos de la tragedia griega, la tradición literaria y cultural en lengua española no dejaría de acusar la influencia de ese resurgir o renacer de la antigüedad clásica que en cierto modo nos venia de fuera. El romanticismo mayormente el romanticismo primero -en su versión alemana- protagonizaría una tentativa de apropiarse de la antigüedad clásica griega con la que los románticos alemanes postulaban un lazo de filiación antropológica (y para dejarnos de eufemismos, racial también) Pero ese gran esfuerzo de la cultura y de la literatura germánicas tendrían poco eco en la península, si se exceptúan casos atípicos y excepcionales en variantes regionales (las plasmadas en la obra del catalán Maragall, por ejemplo)

Y no tememos incurrir en exageración o en destino si afirmamos que la gran tentativa histórica de recuperación de todo el acerbo cultural de la antigüedad clásica en lengua española la patrocinó y protagonizó la Falange iiteraria. Un autor de renombre universal y que no dejó de verse difundido en España desde finales del siglo XIX -y me refiero a Nietzsche- les prepararía el terreno no obstante, por mas que él mismo sufriera de doble censura en la España de la posguerra, por la vía de la damnnatio memoriae de raíz ideológica -de resultas de su condena a titulo póstumo en el proceso de Nuremberg- y de una censura eclesiástica de la que su obra se veía victima aun en vida de filosofo.

Un eco un tanto insólito, tardío y como tal más llamativo si cabe del resurgir de la Antigüedad clásica en la Falange literaria lo ofrece la obra de Álvaro Cunqueiro, del grupo de falangistas de Burgos (del cuartel general) -los laínes les llamaba Umbral- y en particular en su obra “Un hombre que se parecía a Orestes”, que si hay que creer a Umbral le habría sido inspirado al escritor gallego por un oscuro episodio de la guerra civil española en la retaguardia nacional, del que aquél se hace eco en su novela guerra civilista “La Leyenda del César Visionario”

Y me refiero al episodio del ladrón roba gallinas del que ya me hice eco dentro y fuera de este blog en numerosas ocasiones ,que se hacia pasar por José Antonio, y que habría inspirado con décadas de adelanto al autor gallego su obra -publicado a finales de la década de los sesenta- “El hombre que se parecía a Orestes” (léase a José Antonio, versión contemporánea para el autor gallego del paradigma de héroe recogido en la Orestíada clásica) La Falange primera rezumaba por todos los poros de su pathos patriótico, moral heroica, clásica, helénica. “Dijo Paul Valéry que la luz es oscura y el viejo mar de Homero es fosco en la Ilíada”, escribió el autor falangista mallorquín Lorenzo (Lorenç) Villalonga en su poema “Falange 1936” recogido en una recopilación de sus poemas - “Dietario”- publicado tras su muerte.

Y toda esa tradición difusa y no menos presente en nuestro acerbo cultural inseparable de nuestra historia española, nos ayudaría mucho mejor a resucitar y hacer revivir la antigüedad clásica en lengua española que traducciones españolas mas o menos estériles, tributarias en mayor o menor medida de aportaciones culturales foráneas, extranjeras por cuenta de la modernidad democrática y a expensas de la Otra Modernidad que pretendió encarnar la Falange (primera) entre españoles

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